domingo, 10 de julio de 2016


El recurso de lo sexual y erótico en la publicidad


Todos sabemos que en la publicidad hay diversas maneras para seducir y atraer la atención del consumidor. Hoy en día recibimos avalanchas de mensajes publicitarios desde que nos levantamos, por eso es muy común que una marca/producto/servicio pase desapercibido a los ojos del consumidor. Para evitar caer en esto los publicistas utilizamos recursos que tienen que ver con los instintos o sentimientos de las personas intentando generar un “vínculo emocional” con ellos o con algún momento de su vida para, de esta manera, poder mantener su atención y destacarnos creativamente de esta jauría publicitaria.
El recurso sexual es uno de los más utilizados por varios anunciantes para hacer que el público vea y recuerde el mensaje del producto. Usar lo sexual y erótico en la publicidad se justifica en la estructura del cerebro humano, pues en el sexo se combinan diferentes sensaciones y sentimientos, pero también intervienen otras cuestiones físicas despertadas por el deseo o libido sexual.
El motivo de esta columna es el anuncio que vi el mes pasado de una marca de relojes, y de seguro varios de ustedes ya saben de cuál estoy hablando. No entraré en detalle –según mi criterio– si fue bien aplicado el tema del sexo o no, o si le está ayudando o perjudicando en el posicionamiento del producto. La intención del artículo es comentar cuál es la situación actual de la publicidad + sexo.
Creo que esa época, donde el sexo era uno de los temas más buscados y que sólo bastaba poner un anuncio erótico en un periódico o revista para causar furor, se acabó. El sexo sigue vendiendo, pero los anuncios con exceso de carga sexual no parecen producir el mismo efecto que causaban en los años 80’s o 90’s.
Ver cuerpos desnudos ya no causa sorpresa. Los consumidores han perdido la ingenuidad y simplemente ya no creen en la idea de que con la compra de un coche, reloj o perfume determinado terminarán yendo a la cama con esa bella, inalcanzable y exuberante mujer que sale en el anuncio. Tenemos que entender que ya hubo una evolución social. Por lo tanto, el uso excesivo de imágenes con cargas eróticas no es sólo un recurso ineficaz, sino que muchas veces puede ser contraproducente. El consumidor de hoy no sólo quiere recibir el mensaje de la publicidad, quiere participar en un diálogo con la marca, y si algo no le parece correcto de inmediato lo va a comentar en diversos medios digitales.
Por otro lado, hay muchos productos que intrínsecamente están relacionados con el sexo como son la ropa interior, los condones, el viagra, cremas, aromas, etc. que se publicitan con temas erótico-sexuales para promoverlos y el consumidor ve los mensajes como lógicos. Varios de ellos son los que menos apelan a las imágenes eróticas o a los cuerpos desnudos, con creatividad e ingenio –otros son grotescos y corrientes–, atrayendo la atención del consumidor y eso se me hace algo fantástico.
También, tenemos aquellas campañas donde las empresas basan su estrategia en el factor erótico generando polémicas o críticas, llegando inclusive a la censura y, por consecuencia, son de ellos de los que más se habla. Muchas veces para eso son creados y si están hablando de ellos, podemos decir que cumplieron su objetivo a pesar de la crítica.


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