En los años cincuenta, los
publicitarios fijaban su atención en las características de los productos y en
los beneficios que obtenía el cliente con su uso y/o consumo.
Buscaban lo que Rosser Reeves denominó
“la única proposición de venta” (USP).
A finales de los años cincuenta la
tecnología complicó encontrar la UPS. Resultaba muy difícil hallar una
diferencia categórica entre los productos. Una avalancha de artículos
“segundones”, aterrizó sobre el mercado. La competencia se intensificó y no
siempre era honesta.
Los años 60 y 70 marcaron la
era de la imagen. La reputación era más importante para la venta de un
producto, que las características intrínsecas de éste.
Los años 90 marcan la era de las
estrategias. En esta época no sólo hay que encontrar un hueco en la mente del
consumidor, sino que hay que ser el primero en acceder a ella, a través de las
comunicaciones publicitarias, logrando así un posicionamiento fuerte.
Aunque en los últimos tiempos
en mundo online haya ganado un gran terreno, el offline sigue teniendo su
protagonismo, y generando grandes beneficios a las marcas. Las principales
estrategias de las empresas en este mundo son la creación de ferias o eventos,
que reúne a las principales figuras del sector y permite un contacto directo con
clientes y proveedores. Otro punto que está pegando fuerte son las acciones de
Street Marketing, porque están allí dónde están los clientes, además que por su
originalidad consiguen una gran rivalidad. Por último, las relaciones públicas,
las colaboraciones con ONG´s, los patrocinios, la cartelería y las vallas son
un tipo de acciones que nunca pasan de moda.
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