lunes, 24 de julio de 2017

No eres tú, son ellos


Por qué no nos identificamos con algunas campañas



Un día cualquiera, una mujer, un hombre, un niño o niña, da igual.Un día cualquiera, una persona cualquiera se levanta. Quizá no sea consciente de ello pero, quien sea, se está preparando para recibir miles de impactos publicitarios en las próximas horas. Es más, si no es consciente es porque ya está más que acostumbrado. Constantemente, sin parar, ahí están. Anuncios. Nos levantamos por la mañana y ponemos la radio: truenan cuñas lanzadas en muchas ocasiones al vacío. Porque ¿qué porcentaje de los anuncios que escuchamos a diario nos interesan realmente? Bueno, es lógico, no solamente estás tú recibiendo ese mensaje, lo hacen miles de personas más. Por qué iban a acertar contigo, precisamente.
Pero el problema no es únicamente de los medios tradicionales, y eso que estos tienen mucho más complicada la segmentación. A lo largo del día te saltan pop ups y banners, escuchas cuñas de Spotify, ves recomendaciones en Instagram y Facebook y de todo eso, ¿con qué nos quedamos? Por supuesto que estos impacto publicitarios tienen efecto, pero ¿en qué medida? Nadie dijo que fuera fácil, claro.
Mucho se ha escrito sobre el tema del target, el micro target, el demo target  y arrasaremos con todos los prefijos del diccionario hasta que se nos acaben las ideas sobre una de las cosas que más debe importar a marcas y agencias: alcanzar a su público objetivo. Pero ¿es tan difícil para la marca impactar en su consumidor? Sí, sin duda. No se trata de que las empresas no sepan a qué público dirigirse -con una buena utilización del big data el margen de error es nimio, aunque siempre puede haber sorpresas- sino que hay que hacerlo bien. Hay que saber transmitir el mensaje a ese target concreto, una misión aún más complicada teniendo en cuenta la naturalización de publicidad que tenemos hoy en día.
Las agencias y marcas no deben perder la esperanza, pero tampoco el foco. Sus campañas tienen que saber adaptarse e ir dirigidas en su forma, contenido, soporte y momento a ese público que se interesará por el producto o servicio. Solo así, con una buena estrategia, se conseguirá que tanto la campaña como las ventas sean un éxito.
Y es en este paso cuando puede surgir el verdadero problema: una vez localizado el grupo objetivo, parece que las marcas a veces invierten en publicidad para mayor gloria de los creativos sin buscar la efectividad; o bien optan por no medir las alternativas y consecuencias de dirigirse de una manera u otra al target. El resultado suele ser que el discurso desarrollado no es coherente o atractivo para el público al que le deberían interesar esos mensajes. Es decir, no sólo debes saber quién es tu target, tam-bién tienes que saber cómo es y cómo llegar a él. Parece obvio, pero es un error habitual. Y no hay duda de que es igual de importante. (Mendez, 2017)




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