lunes, 27 de junio de 2016

LA PUBLICIDAD Y LA RELIGIÓN
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Las instituciones de bienestar social, incluyendo aquellas de naturaleza religiosa, usan la publicidad para comunicar sus mensajes (mensajes de fe), patriotismo, tolerancia, compasión, servicio al prójimo, de caridad hacia el necesitado, mensajes relacionados con la salud y la educación, mensajes constructivos y útiles que educan y motivan a la gente a que ingrese a una secta religiosa y muchos modos beneficiosos.
Para la Iglesia la participación en actividades relacionadas con los medios, incluyendo la publicidad, es hoy parte necesaria del pastoral de conjunto.  Esto incluye tanto los propios medios de la Iglesia (prensa y ediciones católicas, televisión y radiodifusión, películas y producciones audiovisuales) también su participación en los medios.




 Los medios pueden y deben ser los instrumentos al servicio del programa de reevangelización y de nueva evangelización de la Iglesia en el mundo contemporáneo.  Si bien queda mucho por hacer, muchos esfuerzos positivos de este tipo ya están en camino. Con referencia a la misma publicidad el Papa Pablo VI una vez dijo que es deseable que las instituciones católicas “sigan con constante atención el desarrollo de las técnicas modernas de la publicidad y sepan cómo hacer uso oportuno de ellas para extender el mensaje evangélico de modo que responda a las expectativas y necesidades del hombre contemporáneo”.





Perjuicios morales y religiosos de la publicidad




La publicidad puede ser de buen gusto y estar en conformidad con las normas morales e incluso, moralmente elevada, pero también puede ser vulgar moralmente degradante. Con frecuencia apela deliberadamente a motivos como la envidia, estatus social y codicia. Hoy  también algunos publicitarios buscan inconscientemente conmocionar y turbar mediante contenidos de una suave, perversa, naturaleza pornográfica.



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